Aunque a veces no le damos importancia las palabras que a diario pronunciamos tienen el poder suficiente para desatar grandes bendiciones o para maldecir, para sanar y ser el bálsamo que alguien necesita o para marcar a una persona de manera negativa para toda la vida.
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Salmos 19.14
Un "te quiero", un "te necesito" o simplemente un "sigue adelante" es el mejor regalo que le puedes hacer a quien está a tu lado.
No estoy diciendo que mintamos a ese amigo que desea cantar (y le sale el gallo y todo el zoológico junto cada vez que te muestra su canción predilecta
) diciéndole que se va a ganar el grammy a la mejor voz del año. Pero a veces de acuerdo al modo en que damos nuestra critica podemos conseguir distintas reacciones y resultados. Si somos hirientes es posible que lastimemos a ese/a amigo/a y quizás hasta estemos destruyendo un gran talento que el pueda desarrollar con estudio y dedicación. Sin embargo si lo alentamos a que estudie o simplemente le decimos con mucho amor que el único escenario que va a pisar es el de su propio baño lo estaremos bendiciendo o en todo caso haciéndole ver la realidad con amor y respeto.
Proverbios 12: 18 dice: Hay hombres cuyas palabras son como golpes de espada; Mas la lengua de los sabios es medicina.
En nosotros está la decisión de usar el poder que tenemos por medio de las palabras para bien o para mal.
Espero que cada día seamos sabios y elijamos la opción correcta
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